Introducción (click)
1. amamos la lucha y los artes que de esta se concibieron, vivimos para pelear y peleamos para vivir, nuestra vista no esta puesta sobre la victoria, ¡no!, miramos más allá, para nosotros la victoria es algo colateral en nuestro camino, nuestros ojos están puestos sobre el auto-superar nuestras capacidades, nuestro mayor oponente es nosotros mismo, siempre podremos avanzar física, técnica, espiritual o mentalmente, el verdadero combatiente no siempre necesita de un oponente físico para luchar pero amamos la belleza poética de la confrontación entre 2 energías.
2. No encontramos honor solo en el vencer, el verdadero honor esta en el morir luchando (tal vez no siempre en medio del combate), caer en igualdad de condiciones frente a alguien mas habilidoso, mas grande o mas fuerte es loable solo por haber enfrentado, pero no confundir, no somos tristes derrotistas, para nada, no hay espacio para la derrota, para nosotros solo existen 2 caminos: la victoria y la muerte.
cuando desfallecemos en combate es por que lo dejamos todo, si el espíritu quiso continuar pero el cuerpo o las reglas nos limitaron, no se considerara una derrota, se considerara un “stand by” antes de un próximo asalto.
“la única batalla que se pierde es aquella que se abandona” o la que no se pelea hasta mas no poder.
3. Seremos conservadores y transgresores según como lo dicte la putrefacción del medio, nos negamos a ser unos nostálgicos del pasado pero también a ser unos fanáticos de lo moderno, hemos aprendido a entender la naturaleza; un árbol necesita raíces fuertes al mismo tiempo que ramas y hojas dispuestas a aceptar la dinámica mineral/proteínica del agua, el viento y la luz solar.
Nunca olvidaremos las enseñanzas de los grandes maestros y los estilos clásicos de combate y usaremos los elementos que nos brinda el presente para hacernos más rápidos, mas fuertes, más ágiles y mas resistentes.
El cuerpo humano se ha convertido en una maquina perfeccionable y entrenable con un potencial espiritual que la hace insuperable. Nos encontramos en el sueño de Mafarka.
4. Amamos la deportividad y la competición pero rechazamos de tajo la exagerada actitud pacifista de los deportes de combate modernos.
Artes marciales y estilos de combate tienen sus raíces en la defensa de la integridad así como el deporte en la guerra y en su uso bélico, haremos especial énfasis en la posibilidad de su uso en el entorno militar y la defensa civil personal, su uso va mas allá de la comodidad reglada de la competencia.
5. No renegamos de las armas de filo o de fuego, mientras estas no sean solo el escudo del cobarde, quien dispara o apuñala a un oponente desarmado o por la espalda es un cobarde, solo concebimos el uso de estas cuando: un oponente ha mostrado la intensión de usarlas primero, cuando se aplica el duelo consentido o cuando somos increpados en soledad por un numero oponentes demasiado mayor.
6. No concebimos la falta de orgullo del montonero, quien solo ataca desde la comodidad de la mayoría y huye en solitario es una escoria y como tal será tratado.
A la hora de la confrontación entre grupos preferimos el “juego limpio”: sin armas, igual numero de contendientes.
Son estas escaramuzas grupales monumentos fugases del espíritu colectivo de lucha que se alzan en las ciudades y periferias.
7. Creemos en el sexismo del combate, hombres luchan contra hombres y mujeres contra mujeres, como se dicta en cualquier deporte.
el hombre que ataca físicamente a una mujer ha de sufrir un correctivo, exceptuando el extremo caso de tener que defenderse de una agresión por parte de una dama.
8. Despreciamos la actitud metrosexual dentro de los deportes de combate. El cuerpo no tiene más belleza que la resultante del castigo y el esfuerzo.
Usaremos el culturismo para darle sustento muscular al cuerpo, convertir en bombas nuestros puños, en cierras nuestras patadas y adquirir la fuerza y resistencia muscular necesaria para derribar un árbol y someter un oso.
9. Consideramos el Vale Tudo y las MMA como el modelo de competencia máximo, donde luchadores de cualquier estilo y especialidad pueden enfrentar a otros con la táctica que prefieran, de pie o en el suelo, luchando o golpeando, esto no nos detiene a la hora de disfrutar de la competición clásica de cualquier estilo.
Vemos los guantes que permiten boxear y hacer grappling como el equivalente al descubrimiento de la electricidad en el mundo marcial.
10. Las Katas, Piñones, Pumses y demás son un buen método de práctica técnica que fomenta el equilibrio y la concentración, pero rechazamos el convertir las competencias de artes marciales en concursos de baile
2. No encontramos honor solo en el vencer, el verdadero honor esta en el morir luchando (tal vez no siempre en medio del combate), caer en igualdad de condiciones frente a alguien mas habilidoso, mas grande o mas fuerte es loable solo por haber enfrentado, pero no confundir, no somos tristes derrotistas, para nada, no hay espacio para la derrota, para nosotros solo existen 2 caminos: la victoria y la muerte.
cuando desfallecemos en combate es por que lo dejamos todo, si el espíritu quiso continuar pero el cuerpo o las reglas nos limitaron, no se considerara una derrota, se considerara un “stand by” antes de un próximo asalto.
“la única batalla que se pierde es aquella que se abandona” o la que no se pelea hasta mas no poder.
3. Seremos conservadores y transgresores según como lo dicte la putrefacción del medio, nos negamos a ser unos nostálgicos del pasado pero también a ser unos fanáticos de lo moderno, hemos aprendido a entender la naturaleza; un árbol necesita raíces fuertes al mismo tiempo que ramas y hojas dispuestas a aceptar la dinámica mineral/proteínica del agua, el viento y la luz solar.
Nunca olvidaremos las enseñanzas de los grandes maestros y los estilos clásicos de combate y usaremos los elementos que nos brinda el presente para hacernos más rápidos, mas fuertes, más ágiles y mas resistentes.
El cuerpo humano se ha convertido en una maquina perfeccionable y entrenable con un potencial espiritual que la hace insuperable. Nos encontramos en el sueño de Mafarka.
4. Amamos la deportividad y la competición pero rechazamos de tajo la exagerada actitud pacifista de los deportes de combate modernos.
Artes marciales y estilos de combate tienen sus raíces en la defensa de la integridad así como el deporte en la guerra y en su uso bélico, haremos especial énfasis en la posibilidad de su uso en el entorno militar y la defensa civil personal, su uso va mas allá de la comodidad reglada de la competencia.
5. No renegamos de las armas de filo o de fuego, mientras estas no sean solo el escudo del cobarde, quien dispara o apuñala a un oponente desarmado o por la espalda es un cobarde, solo concebimos el uso de estas cuando: un oponente ha mostrado la intensión de usarlas primero, cuando se aplica el duelo consentido o cuando somos increpados en soledad por un numero oponentes demasiado mayor.
6. No concebimos la falta de orgullo del montonero, quien solo ataca desde la comodidad de la mayoría y huye en solitario es una escoria y como tal será tratado.
A la hora de la confrontación entre grupos preferimos el “juego limpio”: sin armas, igual numero de contendientes.
Son estas escaramuzas grupales monumentos fugases del espíritu colectivo de lucha que se alzan en las ciudades y periferias.
7. Creemos en el sexismo del combate, hombres luchan contra hombres y mujeres contra mujeres, como se dicta en cualquier deporte.
el hombre que ataca físicamente a una mujer ha de sufrir un correctivo, exceptuando el extremo caso de tener que defenderse de una agresión por parte de una dama.
8. Despreciamos la actitud metrosexual dentro de los deportes de combate. El cuerpo no tiene más belleza que la resultante del castigo y el esfuerzo.
Usaremos el culturismo para darle sustento muscular al cuerpo, convertir en bombas nuestros puños, en cierras nuestras patadas y adquirir la fuerza y resistencia muscular necesaria para derribar un árbol y someter un oso.
9. Consideramos el Vale Tudo y las MMA como el modelo de competencia máximo, donde luchadores de cualquier estilo y especialidad pueden enfrentar a otros con la táctica que prefieran, de pie o en el suelo, luchando o golpeando, esto no nos detiene a la hora de disfrutar de la competición clásica de cualquier estilo.
Vemos los guantes que permiten boxear y hacer grappling como el equivalente al descubrimiento de la electricidad en el mundo marcial.
10. Las Katas, Piñones, Pumses y demás son un buen método de práctica técnica que fomenta el equilibrio y la concentración, pero rechazamos el convertir las competencias de artes marciales en concursos de baile
11. Como combatientes dinámicos reconocemos el componente patriótico que dio inicio a los primeros deportes de combate y artes marciales, aun hoy seguimos representando nuestras naciones “a los golpes”
12. Para ser un combatiente dinámico NO hace falta ser un artista marcial de alto nivel, un cinturón negro o un competidor consagrado, cada quien entrena según sus necesidades o aspiraciones, y cualquiera puede ser el lugar del combate desde un bar, un callejón, un estadio hasta un cuadrilátero, tatami o jaula.
Y con estas bases es entonces: que buscamos arremeter con la fuerza demoledora de un rodillazo contra la moral amañada que la política olímpica humanista y el comercio han querido imponer en nuestro medio, recuperaremos el peligro y la audacia casi mística que representaba el combate cuerpo a cuerpo, si Marinetti soñaba con que la literatura exaltara “el gesto violento, la bofetada y el puñetazo” nosotros fuimos mas allá y convertimos estos en un arte, en una estética, en filosofías y caminos de vida.
Nos hemos rebelado contra estabilidad que ofrece la cordura moderna, poco nos interesa vivir cientos de años en putrefacción cuidándonos de golpes, lesiones y fracturas, todo lo contrario, buscamos ser como esa ultima bala en el proveedor del francotirador que impacta la cabeza de un objetivo, la cual “vive” lo que dura su recorrido hasta el cráneo enemigo pero que en ese corto instante logra mucho mas que la bala que nunca fue disparada, como diría Arango buscamos ser “geniales, locos y peligrosos” .
12. Para ser un combatiente dinámico NO hace falta ser un artista marcial de alto nivel, un cinturón negro o un competidor consagrado, cada quien entrena según sus necesidades o aspiraciones, y cualquiera puede ser el lugar del combate desde un bar, un callejón, un estadio hasta un cuadrilátero, tatami o jaula.
Y con estas bases es entonces: que buscamos arremeter con la fuerza demoledora de un rodillazo contra la moral amañada que la política olímpica humanista y el comercio han querido imponer en nuestro medio, recuperaremos el peligro y la audacia casi mística que representaba el combate cuerpo a cuerpo, si Marinetti soñaba con que la literatura exaltara “el gesto violento, la bofetada y el puñetazo” nosotros fuimos mas allá y convertimos estos en un arte, en una estética, en filosofías y caminos de vida.
Nos hemos rebelado contra estabilidad que ofrece la cordura moderna, poco nos interesa vivir cientos de años en putrefacción cuidándonos de golpes, lesiones y fracturas, todo lo contrario, buscamos ser como esa ultima bala en el proveedor del francotirador que impacta la cabeza de un objetivo, la cual “vive” lo que dura su recorrido hasta el cráneo enemigo pero que en ese corto instante logra mucho mas que la bala que nunca fue disparada, como diría Arango buscamos ser “geniales, locos y peligrosos” .
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